Durante el crecimiento, en la infancia, niñez, adolescencia y posterior desarrollo, hasta un momento situado en torno a la tercera década, una buena alimentación y una actividad física adecuada, son los factores fundamentales para el desarrollo de nuestros huesos.
La masa osea alcanzada al final del desarrollo está en función de factores genéticos y ambientales, y dentro de estos segundos ocupan un papel importantísimo el Calcio y la Vitamina D de los alimentos y el ejercicio físico.
Alcanza su valor máximo y permanece estable hata el comienzo de la cuarta década, cuando empieza a disminuir. Esta disminución no se conoce con exactitud, pero se estima alrededor de un 0.5-1 % anual. En las mujeres es algo mayor, debido a los efectos de la menopausia.
La osteoporosis es una enfermedad ósea metabólica con mayor incidencia en los paises desarrollados, y puede ocasionar fracturas por fragilidad de los huesos, lo que constituye una gran amenaza para la población de más edad.
Por esta razón es muy importante empezar desde la infancia a promover hábitos de vida saludable, entre los que se encuentran la actividad física y el ejercicio apropiados, y la ingesta adecuada de Calcio y vitamina D.
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